El final de una etapa llegó con el final de Los muertos vivientes pero la vida en la mansión creativa Kirkman continua.
Parece normal que después de tantos años dedicados a una serie tan intensa como Los muertos, Kirkman buscara un alivio creativo en forma de cómic desenfrenado. Para la ocasión se buscó la complicidad de Chris Burnham y de su trabajo conjunto surge este Die, die, die, una serie palomitera al 100% que por momentos nos recordará a The boys de Ennis y por otros al Kingsman de Millar, con un Kirkman descubriéndonos su parte más gamberra y bajobarriera.
Ideal para una lectura de descompresión.
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