Cada ciudad tendría que tener su propia edición de Macarras Interseculares. Una relación de los habitantes del submundo de la noche y los malos fondos que a través de la décadas alimentaron las leyendas urbanas de cada metrópoli.
Iñaki Domínguez recopiló en su serie La Ley de la Calle, un bestiario de estos personajes en el Madrid que va desde los año 60 hasta el nuevo siglo.
Ahora, respaldado por el buen saber hacer comiquero de Marina Cochet, llega la traslación al cómic de estas historias.
Una crónica del macarrismo madrileño que comienza en la década de 1960 con la influencia cultural que trajeron las bases militares norteamericanas, el castizo y salvaje Lavapiés de mucho antes de la gentrificación, el terremoto de la heroína en los ochenta, la revolución cultural, musical y estética de la Movida, las tribus y las leyendas urbanas, las luchas entre rockers y mods y entre punkis y nazis, las Barranquillas como territorio fuera de la ley, el surgimiento de las primeras bandas callejeras, la prehistoria del rap y el hip hop en el Madrid de los noventa, los pijos malos, que los había, los bakalas con su música electrónica y el crisol de drogas de diseño que volvió a marcar a fuego la vida ociosa de la ciudad.
Como decía más arriba, cada uno de nosotros pagaríamos el doble por poder disfrutar de la versión de macarras de nuestra ciudad pero, por el momento, disfrutemos del primer capítulo; Madrid.

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