martes, abril 07, 2009
1985
Mark Millar dispara una bala directa al corazón de todos aquellos de nosotros que llevamos leyendo cómics desde pequeños. 1985 es, ante todo, un manual de uso dirigido a la base de lectores ya creciditos con la principal finalidad de refrescarnos todas aquellas maravillosas sensaciones experimentadas en nuestras primeras lecturas comiqueras. De todas formas, que el público final de este tebeo esté muy definido no es incompatible con el hecho de que la obra no esté exenta de calidad o incluso que debido precisamente a esto finalmente pueda traspasar la barrera del aficionado de toda la vida y llegar aun público más general.
Lo que se nos propone en 1985 es una acercamiento al mundo de los superhéroes Marvel enfocado desde su interior, con ese toque humano que caracterizaba otras obras como Marvels, Kingdom Come o Tierra-X, pero con la novedad de que en esta ocasión, no son los humanos los que aparecen en el universo Marvel, sino que son los héroes Marvel los que aparecen el mundo humano. A través de los ojos de Toby, nuestro joven protagonista aficionado a los cómics, que acaba de descubrir las Secret Wars, se nos van desvelando los hechos que nos llevan a pensar que algo grande está a punto de pasar.
Como dije al principio, 1985 tiene mucho de nostalgia. Imposible no verse reconocido en el personaje de Toby. Millar sabe tocar las cuerdas que más le interesa para llevarnos a donde quiere. Ya en las primeras páginas, con el diálogo en la tienda de cómics donde Toby descubre las Secret Wars, nos gana totalmente para la causa. Desde ese mismo momento, nosotros, los lectores, ya somos Toby, y nos disponemos a vivir esta aventura en primera persona.
1985 fue el año en que todo cambió. Un año más tarde aparecerían dos tebeos llamados a transformalo todo. El tan de moda en estos momentos The Watchmen y El retorno del Caballero Oscuro de Miller. Tras estos títulos, nada volvió a ser como antes. Millar vivió este acontecimiento en primera persona y es por esto que con 1985 reivindica ese tipo de cómic que apelaba a la inocencia del niño con la única intención de transportarlo a un mundo de aventuras fantásticas sin muchas más pretensiones.
Mark Millar tenía pensado este proyecto como una especie de fotonovela, donde los roles principales estarían representados por rostros famosos, como si de una superproducción de Hollywood se tratara. Debido al enorme costo monetario de esta idea, finalmente tuvieron que llevarla al formato tradicional del tebeo, apostando por el estilo realista del dibujante Tommy Lee Edwards.
Un tebeo imprescindible si en 1985 leías tebeos Marvel o si los Goonies y Cuenta conmigo son tus películas de cabecera, pero igualmente recomendable si quieres conocer de primera mano que significa ser un aficionado a los tebeos de toda la vida.
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