El protagonista de la historia, Elijah, es un eminente miembro de la policía filosófica, un cuerpo de seguridad cuya finalidad es la de resolver los constantes conflictos que surgen entre las innumerables civilizaciones que conforman el futuro universo donde se desarrolla la acción de este tebeo. Elijah es el miembro más perfecto, integro e inteligente de este especial cuerpo de seguridad. Debido a esto, le es encomendada la misión de resolver un grave conflicto que afecta a los Ganédons y a los Aleph, conflicto que se retrotrae al comienzo de los tiempos y que amenaza la integridad del universo tal y como lo conocemos.
Al mismo tiempo, Elijah recibe la noticia que su mejor amigo ha decidido dejar de vivir tras cientos de años de convivencia. La noticia la recibe por medio de un eco, una copia virtual, del que fuera su amigo, planteándole a Elijah dudas existenciales sobre la razón final de este amigo para no haberse despedido después de siglos de vivencias en común y otra cuestión no menos importante; ¿En una sociedad donde todo el mundo es inmortal, qué razón puede llevar a alguien a querer dejar de vivir?
Fabien Vehlmann, uno del los grandes guionistas del momento, nos propone una falsa historia de ciencia ficción, donde los componentes más hard del género quedan relegados a un segundo plano, destacando la parte más filosófica y social de la ciencia ficción, muy en la línea de Ballard o Huxley. Camuflados tras una investigación de un crimen, Vehlmann nos habla de temas mucho más cercanos y humanos como la muerte, la memoria o la intransigencia.
Ayudado por Gwen De Bonneval en el apartado gráfico, ambos saben dotar a la historia de un toque retro, muy en la línea de la ciencia ficción más teatral, con Star Trek como referente, consiguiendo mantener la credibilidad del lector durante toda la lectura.
Un tebeo de grandes apuntes, algunos mejor resueltos que otros, pero que en todo momento sabe captar nuestra atención y que en un punto final, nos propone más de una reflexión.
Por ahora solo disponible en francés.
Al mismo tiempo, Elijah recibe la noticia que su mejor amigo ha decidido dejar de vivir tras cientos de años de convivencia. La noticia la recibe por medio de un eco, una copia virtual, del que fuera su amigo, planteándole a Elijah dudas existenciales sobre la razón final de este amigo para no haberse despedido después de siglos de vivencias en común y otra cuestión no menos importante; ¿En una sociedad donde todo el mundo es inmortal, qué razón puede llevar a alguien a querer dejar de vivir?
Fabien Vehlmann, uno del los grandes guionistas del momento, nos propone una falsa historia de ciencia ficción, donde los componentes más hard del género quedan relegados a un segundo plano, destacando la parte más filosófica y social de la ciencia ficción, muy en la línea de Ballard o Huxley. Camuflados tras una investigación de un crimen, Vehlmann nos habla de temas mucho más cercanos y humanos como la muerte, la memoria o la intransigencia.
Ayudado por Gwen De Bonneval en el apartado gráfico, ambos saben dotar a la historia de un toque retro, muy en la línea de la ciencia ficción más teatral, con Star Trek como referente, consiguiendo mantener la credibilidad del lector durante toda la lectura.
Un tebeo de grandes apuntes, algunos mejor resueltos que otros, pero que en todo momento sabe captar nuestra atención y que en un punto final, nos propone más de una reflexión.
Por ahora solo disponible en francés.
1 comentario:
pinta bonico la verdad
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