Por suerte cada vez son más las nuevas miradas que se suman al ya abultado catálogo de novelas gráficas testimoniales/denuncia que tienen a su faro de referencia en obras como Persépolis o autores como Delisle.
Las autoras van aumentando el porcentaje de creadoras presentes en el mercado y con esta presencia, como os comentaba, las mismas historias de siempre alcanzan nuevos matices y ópticas sobre asuntos recurrentes antes no explorados.
Es el caso de este Patos que, muy simplistamente, corremos el riesgo de clasificar como un epígono de Persépolis o una obra sobre abusos sexuales en el mundo laboral. Y sí, es innegable que Patos es una historia sobre la experiencia de su autora, Kate Beaton, trabajando durante unos años en una explotación petrolífera con el único fin de poder pagar su crédito universitario, pero la poliédrica manera en que la autora enfoca este asunto, con la denuncia siempre presente pero intentando profundizar en la raíz del problema, unido a la pluralidad temática que encontramos en la obra (más de 400 páginas da para contar muchas cosas), tocando el problema ecológico versus económico o la vocación versus supervivencia, todo ello convierte a Patos en una obra diferente a la que no convendría clasificar como una novela gráfica más.
Kate Beaton no es una recién llegada a esto del cómic pero si que es verdad que Patos es su primera incursión dentro del relato largo. Un trabajo que aborda desde una gran experiencia narrativa y un definido estilo gráfico que destaca especialmente es su capacidad de contraste entre la deshumanización industrial de los campos petrolíferos con la belleza natural del entorno que los rodea.
Dejad vuestra pereza lectora a un lado y emprended la lectura de Patos sin prejuicios ni expectativas. La obra sabrá recompensaros.
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