Hace tiempo que podría tener una plantilla base para reseñar cualquier nueva propuesta de Mark Millar, inquieto guionista, de mil ideas por segundo y que no se guarda ninguna para si mismo.
A estas alturas ya sabemos lo que nos vamos a encontrar aquí. Anfetamínico cómic de palomitas de elevada (según gustos) calidad gráfica.
En esta ocasión la excusa argumental es desarrollar una especie de Old Man James Bond. A partir de aquí os podéis imaginar a un Matteo Scalera en estado de gracia dándolo todo y lo que eso conlleva.
A mi Millar me sigue entreteniendo y proporcionando justo lo que busco en estas lecturas. La clave está en las expectativas de cada uno.
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