Hay un consenso general en catalogar Paracuellos como la obra referencial de Carlos Giménez. Sin tener mucha objeción a esta sentencia a mi siempre me sale colocar a Los profesionales a la misma altura que Paracuellos, aguantando la mirada y sin aceptar ningún reproche.
En esta etapa de su vida que el propio Giménez acepta como crepuscular y donde él se ve ya más allá que más aquí, una de las obsesiones del autor es ir poniendo punto y final a sus series y personajes. Por respeto a sus lectores y por respeto a sí mismo.
Le toca el turno de ese punto y final a sus queridos Los profesionales. Una serie donde durante mucho tiempo contó de forma autobiográfica las peripecias los dibujantes que en los años sesenta trabajaban en la agencia Selecciones Ilustrada.
Para este sexto volumen, Giménez recupera décadas después a unos ya veteranos personajes (o más bien a los que todavía están vivos) para hacer una última cena en casa Lola y, entre cubata y cubata, contarse las últimas anécdotas vividas en toda un vida dedicada a hacer tebeos.
Bonito epílogo, un tanto crepuscular, en la línea de las últimas obras del Giménez, a una serie que como decía al principio tiene que figurar siempre entre las grandes series de Carlos Giménez y por extensión del cómic español.
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