Mikael Ross es uno de los talentos emergentes del cómic alemán. Hace unos meses ya brilló con luz propia con El joven Ludwig, un trabajo a mayor honra y gloria del mismísimo Beethoven.
En Aprendiendo a caer abandona los terrenos de lo biográfico para adentrarse en la comunidad de Neuerkerode creada en 1868. Un lugar donde la mitad de sus habitantes son discapacitados intelectuales.
Pero no esperéis aquí un trabajo documental al estilo Joe Sacco sino una puesta en escena donde se ficcionan las vivencias del propio autor con los ciudadanos de este lugar durante los periodos que llegó a convivir con ellos.
Será a través del personaje conductor de Noel, un niño con discapacidad que tras quedar huérfano comienza a vivir en Neuerkerode. Suyos serán lo ojos que nos mostrarán el día a día de esta comunidad que consiguió sobrevivir al exterminio nazi.
Un cómic necesario, de bella factura y extremadamente humano.
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