miércoles, enero 20, 2010

Brooklyn Dreams


Creo que J.M. DeMatteis ya se tiene ganada su pequeña porción de cielo comiquero con su participación en esa gran etapa de la JLI junto a Keith Giffen allá por los años 80. Una etapa que marcó una manera, muy diferente a lo acostumbrado en la época, de hacer superhéroes. Quizá este fue su trabajo más celebrado y el que más elogios le dio y aún le sigue dando hoy en día.

Por eso, este libro del que os voy a hablar, clasificado como una de las primeras novelas gráficas y publicada mucho antes de que el término novela gráfica fuera el pan de cada día, puede descolocar a más de uno.

En Brooklyn Dreams, recuperada en España por la editorial Norma 15 años después de su publicación en USA, DeMatteis nos relata su vida y la de su familia y amigos, en el Brooklyn de finales de los 60, principios de los 70.
Con esta premisa, muchos pensaréis que estamos ante más de lo mismo. Otra historia autobiográfia más. Pudiera ser, pero la gracia del asunto, y lo que hace diferente a este cómic, es la forma en que el propio autor nos cuenta estas aventuras. De entrada, en una pequeña declaración de intenciones, el propio DeMatteis, identificado al 100% con el narrador de la historia, se presenta a si mismo y a su historia si ningún tipo de rigor y garantía.






- Mira, todo lo que estoy a punto de contarte es real, lo juro. Pero el problema es... que no creo que haya nada parecido a una "historia real". -

- La percepción es limitada. La memoria es traicionera. Creo que en el momento en que las palabras salen de la boca, creamos algo totalmente distinto a la verdad que intentamos comunicar. Un espectáculo de sombras de la realidad. Un soñar despierto, si lo prefieres. -

- Bien... este es el trato... tú te sientas, te relajas, me prestas una pequeña proción de tu tiempo... y te explicaré algunas mentiras sobre mi vida. ¿Quién sabe? Con algo de suerte... podría ser que fueran reales -

BROOKLYN DREAMS



Estos párrafos, a modo de declaración de intenciones, le bastaron al autor para captar mi atención y que procediera a la lectura. A partir de ese momento, la historia del joven Carl Vincent Santini (álter ego de Matteis) se relata en las más de 400 páginas de este libro. Su día a día en Brooklyn, su colegas de la calle, su afición por la lectura, sus escarceos con las drogas, con el sexo, la curiosa relación con su madre judía y su padre católico italiano, etc... Podría ser la trama de cualquier pelí de mafiosos tipo Scorsese.

Pero en este punto es donde el talento de Matteis entra en acción para darle ese toque singular y especial al tebeo, llevándolo de Scorsese a Woody Allen. Pese a partir de una idea base muy definida, lo que hace grande a esta historia, son las continuas digresiones que el propio autor, rompiendo el cuarto muro, introduce en la narración, añadiendo cuestiones de todo tipo a modo de comentarios. Supongo que a muchos lectores esta forma de narrar les resultará incomoda y los alejará totalmente de la lectura, pero no puedo negar que en mi causó el efecto contrario y me hizo meterme cada vez más en el relato.

Por supuesto, otro factor clave en esta conexión fue el increíble trabajo gráfico realizado por el dibujante Glenn Barr. Después de leer el libro, no se me ocurre una propuesta más adecuada que la hecha por este ilustrador. Cambiando constantemente de estilo, en cada momento sabe buscar el toque justo y adecuado que la narración necesita, pasando de un dibujo más realista a otro más cartoon, ofreciéndonos un recital narrativo, con una puesta en página casi perfecta, y consiguiendo lo más difícil, que las 400 páginas de relato se lean en un suspiro.

Quizá Brooklyn Dreams no sea una obra perfecta. De hecho, estoy completamente seguro que la parte final, con un alto contenido espiritual e introspectivo, se le puede indigestar a más de uno. Pero en el global, creo que es una obra que no merece pasar de puntillas por las estanterías.
Acabando con un símil cinematográfico, este Brooklyn Dreams tiene muchas cosas en común con el cine de Woody Allen, entre ellas la pasión-odio que puede despertar entre los receptores finales de sus trabajos. A vosotros os queda la tarea final de meterlo en la lista de la compra u optar por otras referencias.


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