Qué extraña sensación esta de ver a Jason adaptando al cómic una novela, en este caso del escritor noruego Stein Riverton. Un clásico de literatura de ese país, que Jason traduce al lenguaje comiquero de una manera fidedigna.
La trama es la típica de cualquier whodonnit que se precie. El guarda forestal de Kristiania aparece muerto. Un escritor que reside en esos momentos une sus esfuerzos con un peculiar detective llegado al pueblo para solucionar el caso. Si a esta trama, le ponemos un misterioso carro de hierro cuyos horribles chirridos nocturnos siembran el terror y el misterio en el pueblo, la base para la historia está más que asentada.
Pese a que en esta ocasión Jason respeta totalmente la historia original en la que se basa y omite cualquier tipo de mezcla de géneros tan magníficamente ejecutada en otras obras anteriores, la verdad es que finalmente, sabe conferir a la obra ese toque personal gracias en parte a su particular estilo gráfico y a su inefable uso de personajes antropomórficos, quedando en la memoria como otra obra más de Jason y no como una simple adaptación.
Para los habituales del autor puede ser una buena oportunidad de ver al mismo Jason de siempre manejándose en un contexto diferente.
Además, parafraseando a ese gran pensador del mundo moderno que es el amigo Kohell, el libro en si mismo funciona como objeto. Es deseable, agradable a la vista e incita a llevárselo a casa. ¿Y si lo dice Kohell, quién soy yo para llevarle la contraria?
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