lunes, julio 11, 2011

Polina


Continua mi enamoramiento con Vivès. Tan prolífico como efectivo, obra tras obra, mi relación de lector con este autor cada vez está más asentada. De la sorpresa inicial, pasé a la morbosa curiosidad y terminé en la total admiración. No todas las obras son perfectas, pero si que mantienen un nivel más que digno, aportando pequeños detalles en cada una que las dotan de validez en sí mismas.
El gusto del cloro puso el listón muy alto, pero con Polina, Vivès pasa de largo la marca estableciendo una nueva meta a batir.

Polina es una maravilla de tebeo. Lo es en la historia que cuenta, la de una niña que se hace mujer viviendo solo y para la danza. Todo lo que tiene que sacrificar en el camino, y como cualquier cuestión, llámese amistad o amor, pasa a un segundo plano, sacrificándose por alcanzar la perfección.

En lo formal, continua la maravilla. Con un dibujo tan simple (que no simplista) como precioso, Vivès nos lleva por el devenir sentimental de la joven bailarina. Con pocas palabras y esa especial habilidad para reflejar sentimientos con el lenguaje corporal y facial, los silencios nos cuentan más que los mismos textos. Todo ello, dibujado con un trazo fino pero preciso, obviando todo adorno innecesario, concentrándose solo en lo necesario. Los rostros aparecen y se diluyen según lo precise el momentum narrativo, optando siempre por una narración firme, sencilla y totalmente funcional. Nunca creí posible alabar un tebeo por la falta de fondos en su dibujo, pero es que hasta de la austeridad en este campo, hace Vivès una virtud.

Polina es una delicia de tebeo. Una lectura apasionante y apasionada, de esas en las que el tiempo se para desde la primera a la última página.

Vivès está considerado como uno de los autores del momento, y debido a su juventud, siempre es calificado como el futuro de la BD. Con obras Polina, ese futuro se transforma en presente. No nos dejemos llevar por prejuicios y juzguemos al autor por su trabajo y no por su edad.

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