Punk Rock Jesus

Conocidas eran las virtudes gráficas de Sean Murphy demostradas con creces en obras como American Vampire o Joe El Bárbaro, pero sin duda ha sido toda una sorpresa comprobar que además de como dibujante, este autor también tiene mucho talento como creador de historias y autor completo.

Con Punk Rock Jesus, Sean Murphy recoge un proyecto de juventud y lo dota de toda la experiencia que sus años como dibujante le han dado, para conformar un cómic digno de figurar en la mejor etapa de la línea Vertigo y con el cual los aficionados a lecturas de este tipo podrán renovar su fe.

PRJ, es la historia de la creación de un clon de Jesucristo a través del adn humano extraído del Santo Sudario al más puro estilo el Show de Truman, con televisión en directo y siguiendo las evoluciones de Chris, que así se hace llamar la nueva encarnación, 24 horas al día. Por supuesto, en un mundo lleno de fanáticos religiosos, la vida de Chris debe estar protegida las 24 horas del día, tarea de la que se ocupa Thomas, una especie de Punisher con pasado terrorista y salido de las filas más militantes del IRA.

Un punto de partida que ya es toda una declaración de intenciones, pero que en manos de Sean Murphy es tan solo un anticipo de lo que veremos después. Un cómic lleno de pliegues narrativos donde hay cabida para todo tipo de crítica y donde todo el mundo recibe su parte, desde la religión, hasta los políticos pasando por la televisión, los grupos mediáticos, los políticos, etc...

En lo formal, destacar la capacidad de Sean Murphy para mantener la atención del lector durante toda la obra. Un tebeo con gran cantidad de información y con una planificación de página repleta de viñetas y con abundantes diálogos, perfecta para los momentos más reivindicativos del cómic que se convierte en un festival de fluidez gráfica cuando las escenas de acción lo requieren.

En resumen, una gran lectura donde se demuestra que el entretenimiento y los contenidos no tienen porque estar reñidos y que pueden unirse para ofrecer al lector un producto final intachable.

Recomendable para los fans de Warren Ellis y la mejor etapa de la línea Vertigo y para aquellos que disfrutan con la complejidad narrativa y la extrañeza formal de series como Black Mirror.