jueves, diciembre 19, 2013

El Nao de Brown




La historia contada en El No de Brown podría pasar por una comedia romántica pero es precisamente el personaje principal, la Nao del título, y su desorden obsesivo compulsivo quien eleva esta historia un peldaño más de lo siempre visto para convertirla en una obra tremendamente original.

Aunque bueno, más que al personaje, los méritos debemos otorgarlos al autor de la obra, Glyn Dillon (hermano del conocido dibujante de Preacher, Steve Dillon). Este autor, en su retorno al mundo del cómic tras un tiempo trabajando en la televisión, nos deleita con un perfecto retrato del día a día de una joven que intenta vivir o más bien sobrevivir a sus trastornos.

Una trama compleja, que entra y sale de la realidad de Nao, reflejando con gran realismo todo lo que pasa por su cabeza, con sus obsesiones, sus taras y sus constantes y violentos instintos asesinos. De sus relaciones personales y familiares, de su vida amorosa, de sus remedios en forma de mantras con los que superara sus crisis, de su faceta más creativa como artista e incluso de su vida espiritual como budista es de los que nos habla Glyn Dillon en esta obra. Personajes reales, historias reales envueltas en una capa de ficción.

Una historia con tantos niveles del lectura, incluyendo un metacómic protagonizado por uno de los personajes de la serie fetiche de Nao,  que la relectura más que recomendable es obligatoria. Se nota que Glyn Dillon puso sangre, sudor y lágrima en el empeño y no solo en la parte de guión, puesto que la parte gráfica es una pura maravilla, saltando del realismo  a partes más dinámicas y con unas acuarelas que además de preciosas saben captar todo el lenguaje gestual de los personajes.

El único pero posible en esta obra viene dado por su parte final, que sin ser horrible, si que se puede reconocer como facilón o apresurado, más aún si tenemos en cuenta el nivel alcanzado en el resto de la historia.

Estoy seguro que El Nao de Brown no va a ser una obra para todos los públicos, y el amor y el odio, van a ser una constante en los lectores cuando se enfrenten a ella. Igual de seguro estoy cuando digo que este cómic es una de esas obras que surgen cada cierto tiempo para remover los terrenos de lo conocido,  necesarias desde su concepción inicial y que todo buen aficionado a las obras adultas y con contenido tendría que tener en sus estanterías.

Gustara a los lectores ávidos de nuevas sensaciones y que gusten de ser exigidos un poco en la onda de obras con Asterios Polyp y similares.

1 comentario:

oLO dijo...

Eres la recoña, me matas y me atrapas, me retas y apelas a mi orgullo. Soy una mosca en tu telaraña.