lunes, abril 20, 2015

El escultor



Queda claro que si tu nombre es Scott McCloud y  por lo tanto eres el creador de una obra seminal del cómic como es Entender el cómic, todos y cada uno de tus pasos en tu carrera van a ser una constante fuente de generación de amor y odio a partes iguales.

Ya de entrada, y antes de que sigáis leyendo, os aclaro que no os voy a poder aclarar si este cómic os va a encantar u os va a decepcionar hasta que lo hayáis leído. Porque claramente El escultor es una de esas obras que pueden llevarnos al nirvana comiquero si conectamos con la premisa de McCloud o simplemente nos dejará fríos si no es así.

David Smith es un artista obsesionado con el éxito y el reconocimiento, algo de lo que, lamentablemente para él, solo ha podido gozar tangencialmente. Sumido en una profunda crisis artísticoexistencial, David hace un trato de dudosa fiabilidad con la muerte, representada por la figura de su tío muerto, por el cual consigue convertirse en un superhéroe de la escultura.

El escultor es una historia que, dejando el manido tema faustiano a parte, nos cuenta la historia de un protagonista masculino, perdedor donde los haya, en permanente conflicto interior entre su vida y sus logros artísiticos. Con pequeñas dosis de elementos pseudo mágicos o al menos cercanos al realismo mágico, McCloud aprovecha para tratar un buen número de temas clásicos, como las crisis personales/profesionales, la soledad, lo efímero de nuestro paso por el mundo  y, como no, el amor como causa y motivo final de nuestra existencia.

El escultor es un cómic que tiene partes que me parecen realmente buenas y otras que no me convencen tanto. Está claro que Scott McCloud conoce y domina el arte de contar historias, pero por momentos parece que quiere hacerlo todo tan perfecto que puede llegar a perder la conexión con el lector. Algo que contrasta  totalmente con su habilidad para volver a conectarnos con la historia, sumiendonos en una conexión desconexión que me remite a la primera parte de esta reseña, esa en la que os decía que cada uno se va a tener que hacer su propia idea de si esto es una obra maestra o un bluff integral.

1 comentario:

franpino dijo...

Una vez terminada la lectura, concuerdo totalmente con el segundo y último párrafo de la reseña. A lo largo de la obra he soltado "ufs" y "guaus" casi a partes iguales. Es innegable que McCloud se aplica el cuento de todo lo que predica y ha plasmado en sus obras más teóricas.
Por otra parte, el apartado gráfico me ha dejado muy frío. Si bien es algo a lo que no le doy demasiada importancia, por momentos me dio la sensación de que había retrocedido muchísimo.
A pesar de todo me parece una buena obra muy a tener en cuenta. Quizá hay autores a los que le exigimos demasiado, quizá porque esperamos mucho de ellos, y los medimos con otro baremo.