Ciertamente, tienen que existir una serie de conexiones místico-astrales que unen los hilos creativos de este mundo de alguna manera. Lo digo, porque es la única explicación que puedo encontrar al hecho de que en el breve periodo de una semana, caigan en mis manos dos de los tebeos que más me han impactado en mi vida como lector. Hace unos días os hablaba del
George Sprott de Seth. Hoy os hablo del último trabajo de David Mazzuchelli; Asterios Polyp.
Como os iba diciendo, hacía mucho tiempo que un tebeo no me impactaba de esta manera. En cuanto acabé su lectura, tuve que volver a él de inmediato. No porque su trama fuera compleja, o porque no lo hubiera entendido. Todo lo contrario. La historia principal está tan bien contada, tan bien narrada, que su lectura es como un placentero paseo en una tarde de primavera. La necesidad de una revisión viene dada por los incontable niveles de lectura e información que Mazzuchelli nos propone.
Pero pongamos las cosas en orden. Asterios Polyp es nuestro protagonista. Un arquitecto, profesor universitario, cuyo mayor merito es que nunca vio construida ninguna de sus creaciones, pese a haber ganado numerosos premios, reconocedores de su valía.
Una noche, mientras está en su apartamento neyorquino, se desencadena una tormenta. Un rayo cae sobre su edificio produciendo un incendio. Con lo puesto, Asterios sale del inmueble y se dirige a la estación de autobuses, cogiendo el primer autobus con destino a cualquier sitio.
A partir de este momento, la vida de Asterios, con constantes flashbacks, pasa ante nuestros ojos, explicándonos los motivos de esta escapada al vacío.
Hasta aquí, la parte fácil de explicar, porque la manera en que Mazzuchelli nos cuenta la vida de Asterios, es toda una experiencia gráfico-narrativa. Diseccionar todos y cada uno de los matices presentes en este tebeo requeriría un libro. Yo, me quedaré con pequeño detalles. Por ejemplo la tipografía. Cada uno de los personajes tiene una propia tipografía que lo acompaña de principio a fin, dotándolo de una personalidad propia.
Por supuesto, también tengo que mencionar la narrativa, con multitud de diseños, páginas dobles, rupturas de las viñetas, etc...
Mención aparte merece el color. Mazzuchelli le da un especial protagonismo al uso del color. Desde el principio, en su afán de personalización, dota a cada uno de los personajes de una paleta de color propia. Así, Asterios siempre está reflejado con un azul brillante, que según la tensión dramática del momento se transforma en un azul más pálido o más oscuro, mientras que su mujer Hana, está representada por una paleta de color rosa. Pero llegado el momento, el autor va más allá y juega con nosotros y con nuestra interpretación sensorial de los recuerdos, cambiando esta paleta y representando al mismo Asterios con unas tonalidades rosas. Nuestro protagonista lo explica en un dialogo: "...cada recuerdo es una recreación, no una reproducción exacta." En medio, colores como el amarillo, naraja, etc.., sirven para representar espacios comunes a ambos protagonistas o el purpura sirve para representar escenas de tipo onírico.
Y estos juegos con el color son sólo una pequeña muestra. Estoy seguro de que cada lector encontrará miles de reacciones propias ante esta propuesta gráfica.
Pero la cosa no queda en un mero ejercicio de estilo gráfico. Aprovechando la profesión de arquitecto de nuestro protagonista, Mazzuchelli no se corta y propone numerosas digresiones sobre diversas facetas del arte; la arquitectura, la filosofía, la música, el diseño, etc... Para estas reflexiones, el autor toma prestado el estilo gráfico que Scott McCloud hiciera popular en su Entendiendo el cómic (hay momentos en que parece que es el propio McCloud el que habla). Pero las referencias comiqueras no se quedan ahí, porque la visita que Asterios realiza a su padre enfermo, bien podría estar sacada de las páginas de cualquier cómic de Seth y por supuesto, toda esa mezcla entre lo visual y lo narrativo, es muy deudora de los personalísimos mundos creados por Chris Ware. Se ve que Mazzuchelli, en los diez años que pasó produciendo este Asterios Polyp no permaneció ajeno a lo que se estaba cociendo el panorama comiquero actual.
Por lo expuesto anteriormente, creo que no hay ninguna duda de que el Mazzuchelli del 2009 no tiene nada que ver con el dibujante de Batman: Año uno y similares. Asterios Polyp tiene mucho de cómic experimental, vanguardista, pero realmente, más allá de la imagenería grafico-narrativa, lo realmente importante es que hay una historia de fondo. La forma siempre es importante, y más con personalidades como la de Mazzuchelli, pero las obras que sobresalen son aquellas en que el equilibrio entre fondo y forma es el correcto y adecuado. Una obra que dará mucho que hablar.
Por ahora sólo disponible en inglés en una preciosa edición de Pantheon Books. Al igual que con George Sprott (obra que publicará en España Mondadori allá por el mes de Octubre), no dudo que este libro tendrá edición española. La cuestión, una vez más, será comprobar si consiguen una edición tan cuidada como la de Pantheon.