Antes de que se me pase, recupero un cómic que ya pasó de novedad, pero que debido al alto ritmo de lecturas pendientes, no conseguía abordar en condiciones. Una vez realizada su lectura, no sería justo no destacarlo, puesto que considero que es uno de esos tebeo que necesita de una recomendación previa para incitar al lector a su compra.
Ya simplemente por el hecho de estar realizado por un autor israelí como es Koren Shadmi, y debido a las buenas sensaciones que Rutu Modan dejó en mi memoria con su Metralla, merecería de sobra un minuto de atención. Si además, enfrascados en su lectura, nos encontramos que la propuesta es más que interesante, ese minuto se debería transformar en interés real.
Koren Shadmi nos ofrece una recopilación de relatos cortos donde se tratan diversas, y a cada cual más extraña, relaciones humanas. Todas ellas tiene un punto de partida que, cuando menos, podemos definir como rarito y que generalmente discurren por parámetros todavía más bizarros. Inevitable sacar a colación nombres como Charles Burns, Clowes o los más cinematográficos Cronenberg o Linch. Por ahí van los tiros.
De todas formas, la calidad que Shadmi como ilustrador y narrador pone en escena, lleva a esta obra un paso más allá de lo ya visto, aportando la suficiente dosis de interés y originalidad, para que En carne viva tenga su rincón en cualquier estantería.
Con protagonistas como una suerte de Espinete envuelto en una trama sexual, el flirteo de una noche de Antoinette la chica sin cabeza, o la imposible relación de una mujer radioactiva, creo que queda claro el posible lector final de este tebeo.
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