El thriller histórico me gusta. Las novelizaciones de periodos históricos concretos suelen captar mi atención. Si éstas están creadas por el tándem Cava-Segui, premio nacional por su As serpes cegas, mi atención sube hasta un punto máximo.
De una manera continuista con su anterior trabajo, Hágase el caos se nos presenta como un thriller ubicado en la Inglaterra de la guerra fría, con el desmembramiento de los Balcanes como telón de fondo y con una trama conspiratoria digna de las mejores películas del género o de las novelas de Le Carré o Graham Greene. Cava, dirige con mano firme el ritmo de la historia, combinando el rigor histórico (a veces con excesivo detalle) con la sucesión de acontecimientos, captando nuestra atención desde la primera hoja y llevándonos en volandas hasta el final.
Como inmejorable cómplice, Seguí lo acompaña con su personal y característico dibujo, muy en línea de lo visto en As serpes, superándose a sí mismo, con un trabajo de documentación exhaustivo, ofreciéndonos otra lección de narración, y mostrándonos como un dibujante puede ponerse al servicio de una historia sin perder en el camino ni un ápice de personalidad.
La única pega que se le puede poner a esta nueva propuesta es el mal cuerpo que se te queda finalizada su lectura. Un final que no es tal, puesto que éste que tenemos ya publicado no es sino el primer volumen de una serie pensada en dos entregas. Y no porque la expectativas no se vean recompensadas por la calidad de la historia. Todo lo contrario. Debido a como te atrapa y te sumerge, la espera hasta que el tomo definitivo ponga el punto y final se adivina agónica.
De una manera continuista con su anterior trabajo, Hágase el caos se nos presenta como un thriller ubicado en la Inglaterra de la guerra fría, con el desmembramiento de los Balcanes como telón de fondo y con una trama conspiratoria digna de las mejores películas del género o de las novelas de Le Carré o Graham Greene. Cava, dirige con mano firme el ritmo de la historia, combinando el rigor histórico (a veces con excesivo detalle) con la sucesión de acontecimientos, captando nuestra atención desde la primera hoja y llevándonos en volandas hasta el final.
Como inmejorable cómplice, Seguí lo acompaña con su personal y característico dibujo, muy en línea de lo visto en As serpes, superándose a sí mismo, con un trabajo de documentación exhaustivo, ofreciéndonos otra lección de narración, y mostrándonos como un dibujante puede ponerse al servicio de una historia sin perder en el camino ni un ápice de personalidad.
La única pega que se le puede poner a esta nueva propuesta es el mal cuerpo que se te queda finalizada su lectura. Un final que no es tal, puesto que éste que tenemos ya publicado no es sino el primer volumen de una serie pensada en dos entregas. Y no porque la expectativas no se vean recompensadas por la calidad de la historia. Todo lo contrario. Debido a como te atrapa y te sumerge, la espera hasta que el tomo definitivo ponga el punto y final se adivina agónica.