martes, marzo 08, 2011

Los años dulces


Otro Taniguchi. Una frase que puede ser pronunciada con una entonación de cansancio y aburrimiento o que por el contrario puede expresar el mayor entusiasmo y alegría posible. Para mi, la entonación correcta será, invariablemente, esta última. Los buenos ratos que me ha hecho pasar este autor con sus obras le otorgarán siempre parte de mi atención como lector.

Pero es que además a mi este autor nunca deja de sorprenderme. En sus dos vertientes, introspectiva y aventuras, parece que sus historias se repiten. Esto podría parecer si nos quedamos en la sinopsis y en una rápida ojeada a la parte gráfica, pero a poco que nos adentremos en su lectura, nos damos cuenta que en Taniguchi siempre hay algo nuevo que contar.

Para la ocasión, y vampirizando la novela; "El cielo es azul, la tierra blanca" de Hiromi Kawakami, Taniguchi no tarda ni un segundo en hacer suyo este precioso relato que habla del amor más puro, es que se extrae directamente de la amistad, en su forma más asexuada, y sin ningún tipo de tensión emocional heredada de la pasión.

La curiosa relación entre un talludito profesor de lengua y su ya no tan joven alumna, retomada años después de su etapa académica, te va capturando página a página hasta que te encuentras totalmente enganchado. Sus regulares visitas a la taberna para compartir una cena, sus paseos de primavera, sus excursiones al campo, etc... Todo fluye con naturalidad. Puro Taniguchi.

Una pena que la edición de esta obra esté prevista a dos tomos, porque el final de esta primera entrega te asalta como un coitus interruptus justo en el momento en que ya estás totalmente dentro de la historia. Esperemos que la espera no sea muy larga.

Imprescindible para fans confesos de Taniguchi y para todo aquel con un mínimo de sensibilidad fluyendo por sus venas.

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