miércoles, septiembre 11, 2013

Marshall Law: Miedo y asco



Tras la buena aceptación y buen ritmo de ventas de un cómic como Kick Ass, que esperemos todos consideremos como una parodia del género de superhéroes, es de justicia notificar la aparición en el mercado de una edición del clásico de las parodias superheroicas como es Marshall Law.

Con ese clarificador título de Miedo y Asco, Marshall Law es toda una declaración de intenciones de sus autores Pat Mills y Kevin O'Neill. Una búsqueda de los límites del género superheroico a modo de hiperbólica parodia y que sin duda, allá por los años 80 que fue cuando se publicó originalmente esta obra, cambió la industria del cómic.

San Futuro, una destrozada e irreconocible San Franciso es el marco de operaciones para un antiguo soldado, modificado genéticamente para ser más fuerte y no sentir dolor, contratado por las autoridades para ser la fuerza del orden y convertirse en un justiciero cazador de superhéroes.

Si El regreso del Señor de la noche o Watchmen dieron un paso al frente en cuanto al revisión superheroica se refiere, Marshall Law se fue directamente al último punto conocido de la frontera y allí la cruzó. El peculiar tratamiento de la violencia o esos diálogos que parecen salidos de una peli de los Monty Python, son señas de identidad de la serie.

Por supuesto, controlar una obra tan trasgresora no era tarea fácil y aunque en el balance general los pros son más que los contras, hay que reconocer que Marshall Law no alcanza el nivel de los clásicos arriba citados y se queda en una obra totalmente recomendable para los lectores más exigentes y deseosos de conocimientos, pero que quizá sobrepase a un lector ocasional atraído por los dimes y diretes.

En todo caso, con personajes como Cabezaturco, Celeste la puta estelar, Cuasihombre o mis favoritos  Hitler Hernández, o Judas S. Cariote, está claro que la cosa solo puede prometer.





Un trozo de la historia del cómic que como mínimo merece su dosis de reconocimiento dejando en manos de cada comprador la idealidad o no de una compra final.



1 comentario:

David Braña dijo...

Un buen y divertido cómic, sí señor.