Regresa el ínclito Shintaro Kago a la sección de novedades con una versión de Kago que, personalmente, es la que más me interesa, alejada de los excesos y provocación a los que nos tiene acostumbrado y adentrándose en una especie de denuncia politicosocial, o por lo menos lo que podríamos denominar una denuncia al estilo Kago, donde detrás de toda la parafernalia surrealista y bizarra que ya es marca del autor, se hace una reflexión ad absurdum de la sociedad en la que vivimos y más concretamente del papel que nuestros ancianos juegan en nuestra sociedad.
Varias historias cortas, a cada cual más genial, donde encontraremos a un anciano Ultraman con problemas de cadera, autopistas exclusivas para suicidas y extraterrestres enganchados al pachinko. Si esto no es suficiente para captar vuestra atención, definitivamente este manga no es una opción para vosotros.
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