Cuando ya todos lo dábamos por perdido, el caballero de Aymar vuelve a las estantería de la mano de su creador, el siempre genial Hermann.
Un episodio en forma de satélite que tiene sentido fuera y dentro de la colección general. Una trama sin grandes complejidades que nos ofrece todas las claves que habitualmente buscamos dentro de la serie y en la que Hermann sigue demostrando que saber plasmar como nadie la esencia de ese oscuro periodo conocido como Eda Media.
Una grata sorpresa que alegrará la existencia a todos los que ya daban por perdida esta serie y que abre las puertas para una pronta continuación.
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