Acompañado por su inseparable Sean Phillips y tras un periodo donde estos autores habían puesto en pausa su universo noir comandado por la conocida Criminal, vuelven a la carga con más energía que nunca y con un ritmo de publicación que los hace estar permanentemente en el mercado.
Por supuesto, no seré yo quien se queje con el nivel mostrado en cada una de sus obras. De hecho, en Pulp vuelven a destacar con brillo especial en una de esas obra que nos venden desde su portada como un western pero que una vez nos adentramos en sus páginas nos devuelve a ese universo noir lleno de perdedores donde tan bien se mueven esta pareja creativa.
Pulp es una obra concebida como un obra unitaria, formato novela gráfica si queréis decirlo así, que no pertenece a su universo Criminal (aunque tendría todos los elementos para hacerlo) donde el western que se intuye en la portada se justifica a través de los relatos de un escritor de novelas pulp en el New York de 1939. Una excusa argumental que le sirve a Brubaker para jugar con una historia que cambia de géneros según le interesa al autor y que más allá de su indefectible trasfondo noir nos lleva a otras reflexiones por medio de unos magistrales diálogos en off.
Pequeña obra maestra que destaca con luz propia dentro de la gran media de calidad que las obras de estos autores siempre garantizan.
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