Hace quince años a Roberto Saviano le dijeron que iban a tener que vivir bajo custodia debido a las amenazas de muerte provocada por la publicación de su conocida Gamorra. Quince años después, Saviano sigue viviendo aislado de la sociedad y constantemente protegido.
Asqueado por esta situación, Saviano nos cuenta en esta obra el hastío y desgaste que esta situación le produce. Y curiosamente, en vez de hacerlo por medio de la narrativa, medio que ya domina, Saviano se ha pasado al mundo del cómic para crear junto al dibujante Asaf Hanuka este Todavía estoy vivo.
Saviano no se limita en este trabajo a firmar sino que se ha implicado totalmente en su creación, incorporando las herramientas y medios que la narrativa gráfica proporciona, supongo que muy bien arropado por el saber hacer de Hanuka.
En sus páginas, más que un relato autobiográfico, nos vamos a encontrar una suerte de diario psicológico, donde de una manera no cronológica se nos relatan pequeñas escenas de la vida presente y pasada del autor, desde sus recuerdos de infancia con su hermano, la primera vez que presenció un asesinato del mafia o los constantes cambios de residencia que por seguridad tiene que realizar periódicamente y una especial atención a su complicada relación con el mundo exterior limitada casi exclusivamente a las redes sociales.
Un trabajo que aporta más allá de la figura de Saviano y que podrá interesar a cualquier lector independientemente de que conozca los hechos y figura de este escritor.
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