Nueva entrega de esa pequeña golosina visual con la que cada año nos deleita el señor Chris Ware.
En este volumen, el autor se mete de lleno con sus narraciones más experimentales (por si no le llegara con lo que experimenta habitualmente) centrándose en sus creaciones más oscuras y enrevesadas.
Tengo que reconocer que, por ahora, no he conseguido penetrar en el hermético mundo interior de este hombre. Y no será porque no lo he intentado.De todas formas, por las pasiones que levanta entre esos lectores que si han conectado con su narrativa, este tebeo es digno de mención. Vosotros sabréis en que lado de la barrera estáis.
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1 comentario:
A mí no me deja frío, no... hace que me den ganas de cambiarme el nombre a pingüino. No conecto con Ware en absoluto, y sigo sin entender qué le ven... ¿será grave lo mío, doctor?
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