miércoles, febrero 18, 2009

Pauvres Zhéros


Y hoy toca más Baru. Si ayer os hablaba del Baru del pasado, de actualidad gracias al recopilatorio de sus relatos cortos, hoy toca hablar del Baru más actual y de su último trabajo. Una obra de encargo, donde Baru debe adaptar una novela del escritor Pierre Pelot. Una novela de género negro un tanto particular, porque aquí no vamos a encontrar gansters, mujeres fatales o elementos característicos de este tipo de novelas. Aquí nos vamos a encontrar ese género negro de perdedores, de personajes marginales y de una sociedad hipócrita que todavía es, si cabe, más oscura que estos.

En un pequeño pueblo de la Francia profunda, un joven, retrasado mental, desaparece en el transcurso de una excursión colegial tras un descuido de la profesora. Todo el pueblo, conmocionado por la desaparición, se pone a la búsqueda del chaval. Curiosamente, esta desaparición está muy relacionada con las peripecias de los dos perdedores por excelencia de la zona; Anastase y Albert, ejemplos perfectos de personajes marginales donde los haya.
Pero como suele pasar, según avanzamos en la acción y los hechos salen a la luz, nos damos cuenta que las apariencias no siempre son lo que parecen y que muchas veces lo peor del ser humano no siempre queda reflejado a primera vista.

Aunque el relato de Pierre Pelot se puede definir como una historia más que correcta, realmente la fuerza de este tebeo viene dada, como no, por la brutal puesta en escena gráfica de Baru.
Adaptar un trabajo ajeno siempre es un tarea difícil. Si este trabajo significa trasladar una novela al cómic, la posibilidad de perder a los personajes por el camino entraña un gran riesgo. Si pensamos en una novela como esta, donde los personajes son el motor y la clave de la historia, este hecho es fundamental.
Baru consigue, gracias a su puesta en escena, que todos y cada uno de los personajes que deambulan por esta historia, estén perfectamente caracterizados. Con tan sólo una viñeta, consigue transmitirnos más información sobre cualquiera de los protagonistas que varias páginas de textos descriptivos. Si ayer os hablaba de la fuerza de su dibujo en blanco y negro, hoy tengo que destacar el uso que Baru hace del color. Pasando de unos colores vivos que utiliza en las pocas páginas que este relato tiene un aire positivo, poco a poco la paleta cromática se va oscureciendo según el día transcurre y la trama de la historia cada vez se hace más y más negra, reflejando ese ambiente de suciedad al que nos lleva la historia.

Resumiendo. Un tebeo más donde comprobar la maestría de Baru, capaz de elevar por encima de media un relato que por si sólo habría permanecido en el anonimato de la serie media.

Por ahora, sólo disponible en francés.

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