Estas palabras salen de la boca de Shiga, el protagonista de este tebeo. Shiga es un experto montañero que tiene que bajar a la gran ciudad, cuando la hija adolescente de su mejor amigo desaparece misteriosamente.
Pronto se da cuenta que la ciudad es un terreno muy distinto al que está acostumbrado, pero poco a poco va encontrando, sorprendentes pistas sobre el paradero de Megumi.
Una vez más, Taniguchi no me decepciona.
Durante más de la mitad de este tebeo hace lo que mejor sabe hacer, hablarnos de relaciones humanas, de sentimientos. Poniendo la excusa de la búsqueda, poco a poco nos va introduciendo a los personajes claves, dando más importancia a la relación que tienen entre ellos, que a la investigación en sí misma.
Todo este tiempo este tebeo se mantiene a la altura de los mejores momentos de Taniguchi.
En el último tercio, Taniguchi cambia el ritmo de la narración, dejando de lado toda la carga anímica para meterse de lleno en la acción. Pasa de ser un tebeo intimista, de diálogos, a ser uno de acción.
Y no es que lo haga mal, al contrario, lo hace muy bien. Esta parte es muy entretenida y sobretodo está muy bien contada, sin golpes de efecto.
Lo que pasa es que la primera parte era tan, tan buena, que ese final me sabe a poco.
De todas formas, es de agradecer que el autor toque nuevos temas. Que no se quede siempre en una temática introspectiva.
Como ya os dije en su día, la portada me había gustado.
Pues bien, lo que hay dentro me ha gustado tanto o más.
Para mí, es una primera elección en el carrito de la compra.