Tenemos aquí, uno de los tebeos que mejores momentos me ha dejado en los últimos tiempos.
Hacía tiempo que no me reía tanto con un comic.
Con el Club Eltingville, Evan Dorkin, su creador, hace un crítica mordaz, hiriente y despiadada del fandom más acérrimo que te puedas encontrar en el mundillo de los comics. De esos que hoy en día se denominan frikis.
El hombre no deja pie con cabeza.
Contándonos las peripecias vitales de un grupo de estos frikis, Dorkin le da a todos los palos. Desde las editoriales, hasta los autores, pasando por los libreros y por supuesto, al friki en si mismo. Con nombres propios y con referencias frikis que se van hasta el infinito.
Por supuesto, detrás de esta crítica despiadada se puede ver la pasión que el propio autor siente por los tebeos y el mundo que los rodea. Nadie puede contar todas las anécdotas que cuenta, si no las ha vivido personalmente.
Y en este dato es donde, en mi opinión, está lo mejor de esta obra. Puesto que leyendola y siendo medio friki, como todos lo somos, es imposible que no te reconozcas a ti mismo en algunas de las ridículas situaciones que están reflejadas en el comic.
Si no personalmente, a través de un amigo o conocido (vamos, ninguno de nosotros va a confesar que alguna vez hizo algo como lo que hacen los protagonistas).
Si queréis reíros un poco del friki que lleváis dentro y al mismo tiempo del mundillo del comic en general, este es vuestro tebeo.
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