martes, mayo 26, 2009

Tamara Drewe


Posy Simonds lo vuelve a conseguir. Si ya con su Gemma Bovery, una obra que pasó injustamente desapercibida en el mundillo comiquero, adaptaba el clásico de Flaubert, para este Tamara Drewe busca su inspiración en la cuarta novela del escritor Thomas Hardy.
De todas formas, podemos decir que las adaptaciones de estos clásicos, realizadas por la autora inglesa, conservan el fondo de los temas tratados en los originales, pero totalmente remodelados para la ocasión, tomando personalidad propia como una obra original en si misma.

Tamara Drewe vuelve a llevar la acción a la campiña inglesa, con un reparto coral donde todos y cada uno de los personajes tienen una función especifica en la trama. De hecho, una de las grandes bazas de este libro es la capacidad que esa trama tiene para ir evolucionando paso a paso, construyéndose a si misma sin ningún tipo de paso en falso y donde todos y cada uno de los múltiples matices narrativos tienen su función.

Como en Gemma Bovery, las relaciones humanas, con especial énfasis en las relaciones amorosas y sus consecuencias, son el motor que mueve la historia. Tamara Drewe no deja de ser la espoleta que pone en marcha una bomba de relojería en una comunidad rural, llena de aspirantes a escritores en un retiro idílico. Lo que podíamos definir como típica clase media-burguesa acomodada. Pero esta vez, Posy Simmonds va más allá, y entra de lleno la realidad social de la Inglaterra de hoy en día, introduciendo como personajes a un grupo de adolescentes cuyo único objetivo es ver pasar un día tras otro en la campiña inglesa y que sin quererlo se mostrarán fundamentales en la resolución final de la narración o ese retrato de mundillo del Britpop, introduciendo el personaje del batería de la recién separada banda de pop Swipe.

Sólo por la historia que nos cuenta, la forma en la que nos la cuenta y lo bien encajadas que están todas la piezas, esta novela gráfica tendría cabida entre mi selección de destacados. Pero lo que realmente eleva este trabajo a un nivel superior, es la capacidad narrativa de Posy Simmonds. Nada es casual y todo elemento puesto sobre el papel funciona de alguna manera para enriquecer
la historia.
Algún lector, ante la cantidad de texto (en forma de monólogo interior de los personajes) mostrada en muchas de sus páginas, podría llegar a la conclusión que este Tamara Drewe tiene más que ver con una novela ilustrada que con un cómic. Este pensamiento se diluye al comenzar la lectura y comprobar que estos textos, pese a las apariencias, funcionan perfectamente de forma narrativa, en sintonía con los dibujos. Por supuesto, esto no es fruto de la casualidad. La capacidad que tiene Posy Simmonds para hacernos llegar todo tipo de información con los medios más insospechados (e-mails, fotos, recortes de prensa) es digna de elogio, porque el truco, si no se sabe hacer bien, tendría consecuencias catastróficas.
Pero insisto una vez más. Nada en Tamara Drewe se deja al azar. Todo está perfectamente pensado y estructurado. La utilización del color, pasando de tonos más vivos a otros más pastel según la atmósfera del momento, la capacidad de definir los personajes por medio de sus expresiones, la utilización de los fondos (siempre aportando elementos necesarios), etc...
Son tantos y tan variados los matices....

No os voy a contar nada de la trama. Dejo que la descubráis por vosotros mismos puesto que este es uno de los grandes atractivos de este tebeo. Sólo decir que si con Gemma Bovery, Posy Simmonds realizaba una acertada sátira de la clase media inglesa con este Tamara Drewe, la autora va un paso más allá consiguiendo salir totalmente airosa del desafío.

Aunque muchos críticos identifican esta obra con un público femenino (sus comparaciones con Sexo en NY me parecen totalmente desafortunadas) y pese a que 3 de los motores de la historia son mujeres, me niego rotundamente a clasificarlo como un tebeo para chicas. Estoy seguro de que cualquier aficionado al cómic, sabrá reconocer la magnifica historia y habría que ser muy corto de miras para reducirlo a esta acepción, limitando sus posibles lectores. Que no quede ningún tipo de duda. Tamara Drewe es uno de los grandes acontecimientos comiqueros del año, un J-imprescindible de principio a fin.

1 comentario:

Carlos dijo...

Hola ,ya voy a 3/4 de la obra y puedo asegurar que lo de sexo en nueva york no se ni de donde sale. Lo de que es para mujeres tampoco. El comic en general no está mal, pero tampoco es para tirar cohetes. A mi me resulta simplemente agradable para antes de dormir.
Un salduo