Cenizas

Ya tenemos de vuelta a nuestro querido Álvaro Ortiz, uno de los autores de la casa. Siguiendo la realidad de nuestro país, y tras un año de exilio en Francia para poder llevar a cabo este proyecto, es en el verano muerto del 2012 cuando Cenizas ve la luz.

Disfrazada de novela gráfica, Cenizas es una road movie al estilo indie. En la contracubierta del tomo, Zapico (el dibujante, no el Milf) cita series como Los Soprano o The Wire al hablar sobre este cómic. Si tuviera que seguir con estas comparaciones audiovisuales antes que estas series,  me vienen a la mente nombres como el de los Cohen o Ritchie, pero sobre todos ellos, me queda  una sensación de estar leyendo una obra muy Auster.

Porque Cenizas es como una matriosca de la que van saliendo historias y personajes, a cada cual más interesante que el anterior. Tres amigos, un mono, y un destino final señalado en un mapa con una X. Algunas de estas historias nos hacen avanzar en la trama general, esa que nos engancha y que nos lleva hasta la última página del libro con las ganas de saber qué espera a nuestro trío protagonista al final de su viaje. Otras historias son digresiones que ponen a prueba nuestra capacidad de supresión del realidad, pero que aceptamos sin recelos puesto que encajan perfectamente en el tono y ritmo de lo que nos están contando.

Álvaro Ortiz nos ofrece un libro cuidado y lleno de detalles, tanto en su edición como en su parte narrativa,  donde nos hace participes de su particular universo referencial, consiguiendo que el viaje de unos extraños al final acabe siendo un poco nuestro viaje.

El propio Álvaro define muy bien en las mismas páginas del cómic que se puede esperar el lector con este Cenizas:

- Y por una vez estaría bien hacer un cómic un poco más serio... Más "de verdad" -

- Ahora el señor Ortiz quiere ser novelista gráfico que es lo que se lleva. Ji, ji. Seguro que al final acabas metiendo fantasmas y piratas... que nos conocemos -

Imprescindible para todos aquellos que llevamos esperando la siguiente obra de Álvaro Ortiz tras el buen sabor de boca de sus Julias y también para los que quieran poseer un obra realizada con mucho cariño, amor por el detalle y sobre todo, llena de ilusión.