Parece que este principio de año es tiempo de cómics distintos, dispuestos al cambio, esperanzadores. Dentro de este contexto, el guionista Antoine Ozanam y el dibujante Tentacle Eye nos traen una historia de Samuráis (aunque bueno más que Samuráis deberíamos hablar de guerreros mandarines puesto que la acción tiene lugar en China) dispuesta a renovar el genero, tanto en la parte temática como en la parte gráfica.
Un cómic que podríamos definir como un camaleón, literalmente por el contenido cromático de sus viñetas y metafóricamente por lo cambiante de su premisa temática. Una historia de un Mandarín loco y de su guardaespaldas atrapado por el sentido del deber, aún cuando la realidad le indica todo lo contrario.
De las escenas más poéticas pasamos sin casi tiempo de reflexión a las escenas más violentas, dignas de cualquier manga del genero. con luchas de espadas, desmembraciones, cabezas voladoras, etc... Tempestad y poética calma. Un transito por el que Tentacle Eye sabe llevarnos con suavidad, sin que nuestros ojos y sobre todo nuestra mente sufra en las transiciones.
Un cómic con mucha personalidad y con un ambiente muy particular que sin duda sabrá hacerse con sus lectores, aún a costa de perder a muchos por el camino.
Para lectores que busquen una historia de "Samuráis" diferente y a los que propuestas como Taketmisu Zamurai no hayan dejado indiferentes.
Otro acierto en la prometedora carrera editorial de Yermo ediciones, que parece llegan a nuestro mercado con la clara intención quedarse. Por lo visto, calidad y valentía en sus propuestas no va a faltar.
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