lunes, diciembre 22, 2014

El perro bizco



Davodeau es uno de esos autores a los que se le puede aplicar la etiqueta de no hay Davodeau malo. Incluso hablando de una obra de encargo como es este El perro bizco. A mayor honra y reconocimiento del museo del Louvre que es quien encarga el trabajo dentro de sus ya numerosas colaboraciones con editoriales de BD, Davodeau sabe dotar al cómic de toda sus personalidad cumpliendo al mismo tiempo con la labor inicial de promoción del museo.

Una trama que no tiene la carga emocional de sus últimos trabajos, ni por supuesto ese matiz de cómic social-denuncia de Rural o La mala gente, en la que el autor se va más hacia la comedia ligera pero que sin embargo tiene ese toque Davodeau que tanto nos gusta.

Fabien, un guardián de sala del museo del Louvre, descubre en una visita a su familia política que el tatarabuelo de la misma era un pintor aficionado. Su suegro y cuñado lo lían para que consiga colgar un cuadro del tatarabuelo (el del perro bizco del título)  en el Louvre, algo a lo que Fabien no sabe negarse. A partir de ahí, los acontecimientos se disparan, entrando en escena la secreta sociedad de amigos del Louvre con el Sr. Balouchi a la cabeza, un personaje que por él solo merece la compra del álbum.

Un libro imprescindible para los coleccionistas de Davodeau, muy recomendable para los habituales seguidores de este autor y que también tiene un plus para los aficionados al arte o habituales de ambientes académicos por lo bien que el museo del Louvre queda reflejado en las páginas de El perro bizco.


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