Si tuviera que destacar algo de este cómic es el perfecto ambiente construido por su autor, Joris Mertens, que te mete de lleno en esa gran ciudad a la que tanto podríamos definir como Bruselas como no. Mertens pone todo lo necesario para que así sea con un despliegue gráfico lleno de dobles páginas y una fluida narración que ayuda a sentirnos parte de ese ambiente.
En esta ciudad transcurre la plomiza existencia de François, empleado de un lavandería que ve como su vida pasa entre descanso para la cerveza y el momento de cubrir los números, siempre los mismos, para la bonoloto.
Dos tercios de este álbum se dedican a contarnos el día a día de François siguiendo el modelo de un cómic costumbrista pero en el último tercio de la historia lo inesperado asalta a nuestro protagonista para convertir el costumbrismo en un polar de manual.
Porque esto es un polar de manual. ¿Aún no os lo había dicho?
Estupendo álbum el que se ha sacado Joris Mertens, donde lo gráfico brilla con luz propia, aunque bueno, quizá brillar no sea la palabra más adecuada en esta obra, y donde la trama, sin duda, llegará a sorprendernos.
"¡Mi paraguas! ¡Me lo he vuelto a olvidar en el taller! ¡Maldición! Estoy harto. ¿Por qué siempre tiene que ser todo tan complicado?"
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