A Tom King le sigue funcionando la fórmula de revitalizar personajes tan secundarios como abandonados del universo DC e insuflarlos de una nueva vida comiquera.
Lo primero que hace es darle a la serie una estética sesentera en la que no sería difícil visualizar a Christopher Chance como un hijo bastardo de Don Draper y James Bond.
Ahí encaja una trama de quien lo hizo de manual. En esta caso, saber quién envenenó a nuestro blanco humano a quien le quedan 12 días de vida para averiguarlo. Femme fatale incluida, por supuesto.
En esa trama va dando entrada a una galería de reconocibles secundarios, entre otros, Lex Luthor, Booster Gold , Blue Beetle o al insoportable Guy Gardner, todos ellos enfocados desde sus ángulos más oscuros al más puro estilo Watchmen.
Para acometer la parte gráfica del negocio se acompaña de Greg Smallwood quien eleva a arte la tarea de conseguir la inmersión del lector en la historia.
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