Los náufragos del tiempo

Después de acometida, queda claro que la relectura de este Los náufragos del tiempo, en la nueva edición publicada por Glenat, era más que necesaria. Los recuerdos que circulaban por mi memoria databan de los albumes de Bumerang, seguidos de serializaciones de la historia en Totem (creo). Ya llovió desde aquella, razón que me llevaba a volver a esta obra con una mezcla de miedo y curiosidad. Generalmente, los mitos no sopportan bien el paso del tiempo.

No es el caso, porque la historia del Forest y el dibujo del Guillon, aguantan el tipo. En todo caso, poneros en situación. Estamos hablando de ciencia-ficción, pero de la que se hacía en los años 70 y con el padre de Barbarella a los guiones. Star Wars todavía era un proyecto en la cabeza de Lucas y El Incal aún tardaría en llegar. La historia es una Space Opera con todas las de la ley. Nuestro protagonista se ve sumergido en una búsqueda interminable, sufriendo numerosos contratiempos, acompañado de un variopinto grupo de acompañantes, donde no podría faltar una protagonista femenina (y a falta de una, mejor dos).

A poco que uno ponga de su parte con ciertos elementos de la trama, la historia llega a atraparte. Muchas historias, diseños e incluso personajes nos van a resultar conocidos (aunque no hubiéramos leído anteriormente nada de la obra) puesto que, al igual que pasa con otros clásicos como Valerian o la posterior El Incal, sus ideas son y serán vampirizadas hasta el infinito en posteriores tebeos.

Esperemos que la edición de Glenat (5 tomos recopilatorios) tenga el éxito que merece y, por fín, veamos publicada en España, en su totalidad, una obra que figura, con todo derecho, entre los clásicos de la ciencia ficción y del tebeo francés. Todo aquel que se considere un buen lector de tebeos, tendría que tener en su haber una referencia de Forest. Esta edición de Los náufragos es una ocasión inmejorable para poner la marca en la casilla.