jueves, febrero 13, 2014

Oceania Boulevard



Bizarrada. Toda la literatura de contraportada, con esos Burroughs, Lynch (¿alguien dijo enanos?), Cronenberg o los hermanos Coen, tiene una reflejo real en lo que nos encontramos en Oceania Boulevard. Un surrealista polar repleto de grotescos personajes donde, a priori,  el más normal de todos parece nuestro protagonista, el inspector Mortenson. En él recae la tarea de investigar la extraña muertes (¿suicidio?) de Pol Riviera, un marchante de arte estrella de la televisión.

Como en buena historia de genero negro que se precie, a poco que nuestro inspector Mortenson empieza a escarbar, la mierda empieza a desbordar por todos lados, sacando a la luz en su camino a una galería de personajes a cada cual más estrambótico (esa genial Miss Pri, la secretaria prostituta) pero todo ellos llenos de un magnetismo especial.

Con una sobria narración, dos viñetas por página,  muy cinematográfica, y con un estilo gráfico que se queda a medio camino entre el underground y la línea clara,  Marco Galli sabe meternos de lleno en su mundo personal, aceptando las reglas que nos propone y participando de su juego.

El autor italiano nos sorprende con una obra fresca e innovadora, que parte de un esquema clásico de polar para poco a poco ir torciendo su camino hacia los pasajes más surrealistas.

Recomendable para lectores en busca de nuevas sensaciones lectoras y que no le hacen ascos a las historias de corte bizarro.

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