Sabía de la existencia de esta serie, El Cuervo, pero nunca tuve ocasión de entrar de lleno en ella.
Y ya se sabe, si Mahoma no va a la montaña...
Creo que es lo primero que podemos disfrutar de este autor traducido al Español, por lo menos en formato álbum (aunque no tengo la total seguridad).
Acostumbrado a sus relatos quasicostumbristas para la colección Aire Libre, me encuentro aquí con un detective, salido de lo más profundo de la serie negra, metido en mil entuertos, a cada cual más estrambótico. Un personaje, que pese a ser de serie negra, tiene más en común con el Jeronimo Puchero de Boucq, que con el Nestor Bruma de Tardi o el Sam Pezzo de Giardino.
Y digo esto porque las investigaciones del Cuervo, tienen mucho de surrealistas, siempre coronadas por un humor negro que, personalmente, me descoloca un poco. En el momento más álgido de la investigación, cuando esperas que todo se resuelva, le da una vuelta de tuerca y te sale con una de estas situaciones.
La verdad es que no se puede decir que no sea original. De hecho, si algo diferencia a esta de todas las demás series de detectives, es un poco ese desenfreno.
Por cierto, después de leer el tebeo, no queda ninguna duda de que el autor es un gran fan de la novela policíaca. Por todas las páginas nos va dejando citas sacadas de novelas y películas, ya clásicos del género negro.
Un comic recomendable para los fans del polar, pero a los que no les importaría leer algo que rompa con los estereotipos.