Conejo de viaje por Liniers

Cualquier publicación que tenga como protagonista al argentino Liniers siempre es motivo de alegría. Cierto es que con este Conejo de viaje, el autor se aleja un poco de su serie más conocida por estos lares, Macanudo. Pero si las comparaciones son odiosas, en este caso aún más, puesto que nada tienen que ver las intenciones de una obra con la otra salvo que salen de la cabeza y mano del mismo autor.

Conejo de viaje, como su título nos anticipa, es un cuaderno de viajes. Una recopilación de los pequeños apuntes en forma de cómic que el autor realiza en sus libretas con intención de tener su propio y particular álbum de fotos. El mismo Liniers realiza una declaración de intenciones en el prólogo del tebeo





Pese a las diferencias temáticas que este libro tiene frente a Macanudo, lo que si es cierto es que el lector familiarizado con esta última, va a encontrar muchas de las claves que hacen especial el mundo de Liniers. Vamos, con este cuaderno de viajes queda claro que este argentino tiene el mismo estilo de vida que su personajes. En cada uno de sus viajes relatados, siempre hay un espacio para la poesía de lo cotidiano. Hechos que todos los mortales realizamos de forma automática, pero que relatados por este autor parecen especiales e incluso extraordinarios.

Por supuesto, y una vez más insisto, este libro de viajes está muy alejado de su serie Macanudo. Sus historias salen de la anécdota, del día a día y casi siempre son autorreferenciales. Graficamente, el acabado no es, ni de lejos, el mismo de Macanudo. Tampoco es que lo pretenda.

Resumiendo. Creo que con Conejo de viaje es la primera vez que alguien me enseña el álbum de fotos de sus viajes sin que yo me muera de aburrimiento. Gracias señor Liniers por compartir esos momentos con nosotros.

Por cierto, la edición de Mondadori es de lujo. Imitando a los antiguos cuadernos de viaje forrados en tela y con los bordes redondeados.