miércoles, marzo 12, 2008
El Salón
El ritmo de novedades hace que las lecturas se vayan acumulando y cualquier despiste condena a los tebeo al fondo de la pila de lectura. Por suerte, las recomendaciones y buenas críticas me obligaron a sacar del ostracismo a este Salón. Nunca es tarde si la dicha es buena.
En este tebeo tenemos otro ejemplo de realidad fabulada. Partiendo de hechos reales, como es la formación de un grupo de artistas de principios del Siglo XX, alrededor de los personajes de los hermanos Stein, grandes mecenas de la época, el autor nos cuenta el germen del cubismo, con Picasso y Braque como principales artífices de la ruptura con el arte establecido.
A partir de esta base real, Nick Bertozzi, deja fluir su imaginación e incluye en el relato una historia detectivesca, donde estos mismo artistas se ven amenazados por una misteriosa asesina que intenta eliminar a los artistas de la época uno por uno. Será Braque el encargado de investigar estas extrañas muertes. Una investigación que lo sumergirá en una aventura donde realidad y fantasía se mezclan al 50% y donde una extraña absenta azul jugará un papel fundamental.
Curiosa mezcla de registros. Posiblemente cualquiera de las dos historias por separado no hubieran funcionado. O por lo menos no hubieran funcionado en el modo en que lo hacen conjuntamente. Está claro que la historia de rocambolescos asesinatos, rozando lo surrealista, donde los artistas se introducen en sus propias obra y trascienden a la realidad misma ya justifica un relato por si sola. Pero a mi, lo que realmente me enganchó, fue esa historia del germen del cubismo, recreando las diatribas de Picasso y Braque y su extraña relación personal.
La verdad es que esta historia te atrapa. Por supuesto que todos aquellos de vosotros que estéis familiarizados con el grupo de artistas que frecuentaban el Salón de los Stein, encontrareis guiños que a mi se me escapan y que harán más interesante, si cabe, el resultado final.
Por otro lado, no sería justo acabar sin destacar otro de los punto fuertes de este tebeo, como es el estupendo trabajo gráfico de Bertozzi, recreando con mucha fidelidad los ambientes y personajes de la época, creando composiciones imposibles y dejando que el lector se sumerja de lleno en el París de principio de Siglo XX, al mismo tiempo que con la paleta de color consigue crear el ambiente para cada momento, permitiendo que el lector no se pierda en los viajes entre fantasía y realidad y dotando de la tensión emocional adecuada para cada parte del relato.
Creo que después de lo expuesto, está claro que esta no es una obra para todos los públicos. Si a estas alturas todavía sigues leyendo, te animo a que le des una oportunidad a este tebeo y te dejes seducir por el relato que Bertozzi nos ofrece.
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