lunes, noviembre 09, 2009

Scott Pilgrim

Curioso como la denominación de slice of life, o si lo preferís cómic costumbrista, lleva implícita una presunta etiqueta de cómic sesudo, reflexivo y dirigido a una cierta franja de edad, donde lectores que ya han pasado una cierta etapa de su vida podrán reflexionar sobre las propuesta que los autores ponen sobre el papel, generalmente, basándose en sus experiencias.
Y digo todo esto, porque este tebeo llega para cargarse todas las concepciones e ideas preconcebidas que podíamos tener sobre este género del slice of life.

De entrada, la edad del supuesto destinatario de este Scott Pilgrim se reduce drasticamente con respecto a lo que estamos acostumbrados. En sus páginas, se nos cuenta el día a día de un postadolescente, cuya única preocupación es pasar tiempo con su novia, con su consola y su grupo de música. Por supuesto, nadie dijo que las relaciones amorosas fueran a ser fáciles, tengas 20 o tengas 50 años. A simple vista, esta propuesta da poco pie da a sesudas reflexiones vitales, pero lo más sorprendente es que si te enfrascas en su lectura, descubres, página a página, que este tebeo tiene mucha más chicha de la que en un primer momento pueda parecer.

Mucho tiene que ver en este balance que el autor de este tebeo, el hasta ahora para mi desconocido Bryan Lee O’Malley, ya hace tiempo que dejó atrás la pubertad, y alojado desde su supuesta experiencia vital, se dedica a retratar la vida de un adolescente pero con un toque adulto. En este punto creo que reside toda la frescura de este tebeo, separándolo totalmente de cualquier propuesta slice of life que pudierais haber leído anteriormente.

Scott Pilgrim puede ser la puerta de entrada para nuevas generaciones de lectores en un tipo de cómic que podíamos definir como más reflexivo y donde pueden ver reflejadas sus peripecias vitales, o algo que por lo menos se asemeje a ellas, lejos de primeros padres, complicadas relaciones de pareja o crisis existenciales. No creo que después de su lectura estos nuevos lectores se lancen como posesos a la lectura de otras obras como Blankets, Píldoras azules o similares, pero me daría por satisfecho si la puerta de entrada no se cerrara de par en par.

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