Sin entrar en absurdas polémicas sobre si esta es o no es la mejor etapa de Lobezno nunca realizada, de lo que no cabe la menor duda es que si que es una de las grandes etapas del personaje.
Como tantas otras veces tiene pasado en Marvel, una serie en horas bajas (sí, en ese momento, principios de los 90, la serie regular de Lobezno no tenía gran éxito de ventas) recibe la llegada de un nuevo equipo creativo al que desde la editorial le dan alas para hacer un poco lo que quieran. Apoyándose en esta libertad, este equipo creativo comienza a realizar buenas historias y en consecuencia, las ventas vuelven a subir.
El equipo creativo elegido para seguir la estela de Claremont fue el formado por Larry Hama a los guiones y Marc Silvestri al dibujo. Ambos consiguen llevar el Lobezno más aventurero planteado por Claremont a un Lobezno más superheroico, dejando por el camino una pléyade de personajes secundarios para el recuerdo.
Las aventuras que recopila este tomo nos trasladarán de Madripur a Japón, pasando por la guerra civil española, un clon androide y el nacimiento de una pareja mítica como es la que forman Júbilo y Lobezno.
Acompañado de un Marc Silvestri en todo su esplendor, justo antes de que diera el salto para formar Image, Hama supo elevar un peldaño sus habituales guiones de manual para crear una serie de aventura, acción y desenfrenado entretenimiento.
Sin duda un pedazo de historia del cómic mutante y más concretamente del personaje de Lobezno, ideal tanto para vetustos aficionados como para nuevos lectores que conocen al personaje por las películas y que quieran saber un poco más sobre Lobezno.
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