Ya sabéis que cualquier cosa que saque al mercado el amigo Fabien Nury entra automáticamente dentro mi zona de interés lectora. Si en el proyecto también incluimos el nombre Sylvain Vallée, entonces el interés no puede más que aumentar.
A muchos todo este baile de nombres no os dirá nada, pero si transformamos estos nombres en el del equipo creativo de la multipremiada y mil veces recomendada en BD; Érase una vez en Francía, a muchos de vosotros también se os acaba de encender el rádar.
Para la ocasión, los autores camuflan a modo de thriller una búsqueda de diamantes en el Congo de los años 60, en busca de su independencia y donde la ley del machete es la que impera.
Un excusa tan valida como cualquier otra para que los autores den rienda suelta a todo su ritmo narrativo, con un dibujo de garantías y una historia que como suele ser habitual con estos autores, va creciendo según avanzamos en la lectura.
Si en su momento disfrutasteis con Érase una vez en Francia os recomiendo que sigáis ahora con Katanga. Si todavía no habéis leído Érase una vez en Francia, ya tenéis deberes comiqueros por hacer.
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