Después de sus exitosas propuestas en la reinterpretación de un clásico como Spirou, Yann y Schwartz vuelven a colaborar esta vez para ofrecernos una historia de creación propia donde los protagonistas son un curioso trio de investigadores, deudores de Gil Pupila, que componen la agencia Atom. Su primer caso, el robo de unas joyas.
Con esta excusa argumental, esta pareja de autores nos ofrecen una trama que transcurre por los caminos del polar de manual al cual le implementan sus señas de identidad que nos remiten, más allá de lo visual, a una mezcla entre el mencionado Gil Pupila y Freddy Lombard.
Por supuesto, en la parte gráfica, el trabajo de Schwartz, perfecto epígono de la línea clara, llena de clasicismo las páginas del álbum con un inevitable recuerdo a Chaland, Tillieux y demás maestros de la línea clara.
Resulta curioso como el paso del tiempo define como clasicista un estilo que en la época y por lo realizado por Chaland fue clasificado como trasgresor y revolucionario.
Un álbum que es el primero de los casos de esta nueva agencia de detectives y que en su conjunto de trama y arte se propone como una gran compra comiquera totalmente obligatoria para los amantes de la línea clara.
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