Mark Russell al amparo de revisitar géneros conocidos sigue realizando en segundo plano una crítica disección de la sociedad donde vivimos. Lo hizo con Los Picapiedra, Second Coming y Billionaire Island, también en infravalorada, Huyamos por la izquierda y lo vuelve a hacer ahora con Not all robots.
En un futuro distópico la humanidad vive en ciudades burbujas donde cada familia tiene a "su servicio" un robot que es el encargado de trabajar para mantener a "la familia". En el caso de los Walters, nuestra familia protagonista, todo va más o menos bien hasta que descubre que su robot, Razorball, pasa su tiempo libre en el garaje trabajando en máquinas diseñadas para matarlos.
Esta trama le sirve a Russell como excusa para quedarse a gusto desmontando y criticando la sociedad patriarcal y machista en la que vivimos realizando un certero cambio de roles que por una reducción al absurdo al final acaba poniendo la crítica ante nosotros sin espacio para la negación.
Una estupenda historia que se disfrutará en cualquier nivel de lectura tanto en la parte de entretenimiento como en la de crítica social.
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