Volar en solitario como autor integral sin depender de guionista le sienta de maravilla a Jordi Lafebre. Lo demostró con La carta blanca y lo ratifica con Soy su silencio.
Con los solidos cimientos que proporcionan su dibujo y su narrativa nos propone una trama de inclasificable policiaco donde el elemento de quién lo hizo se mezcla con un socarrón humor proporcionado por nuestra singular protagonista y aún le queda tiempo para meter la salud mental como subtrama.
Un coctel de elementos nada fácil de combinar pero que consigue mezclar de manera perfecta para que todo encaje y todo fluya.
Una propuesta fresca, vitalista, divertida y realmente entretenida. Vamos, que lo tiene todo y además a Jordi Lafebre que convierte una propuesta muy personal en un cómic para un público masivo.
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