Esta vez recorrí el camino inverso al habitual. Me vi primero la serie televisiva que adapta este cómic y procedo ahora a leer el trabajo original. Dicho sea que pocas veces pasa esto de que llegue antes a nuestro mercado una adaptación televisiva que la obra en la que se inspira.
Y el motivo principal de esta lectura era ver el nivel de la adaptación y lo cambios realizados, sabiendo por la experiencia que generalmente lo visto en el cómic siempre está mejor y tiene más chicha que lo visto en la pantalla.
Pero la verdad es que no esperaba encontrarme con lo que me encontré. Dos obras con el mismo título, con indudables puntos en común pero que se desarrollan casi como dos obras totalmente independientes encontrando en cada uno de los formatos motivos para el elogio.
Para los no familiarizados con todo esto de lo que estamos hablando, deciros que Cadáveres es una obra donde nos vamos a encontrar cuatro asesinatos con cuatro detectives en cuatro eras distintas.
Edmond Hillinghead es un brillante detective de la década de 1890 que intenta resolver un crimen que a nadie le importa mientras oculta su propio secreto. Karl Whiteman es un apuesto aventurero de los años 40 con un pasado impactante. Shahara Hasan es subinspectora musulmana en 2014, que lucha contra los prejuicios religiosos. Y Maplewood, una joven amnésica del 2050 tecnoapocalíptico, aporta una perspectiva inquietante a todo.
¿Cuál es la conexión entre todos ellos? La respuesta es Cadáveres.
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