La guerra se acabó.
Ya no hay norte y ya no hay sur. Solamente queda una nación en la que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos.
Eso es lo que dicen las leyes. Pero la realidad dista mucho de ser tan paradisiaca.
En estas circunstancias Wes, nuestro protagonista, regresa a casa después de sobrevivir a una guerra que lo cambió totalmente. Lo que se va a encontrar no es precisamente una comité de bienvenida.
Brian Azzarello, nuestro querido guionista de 100 Balas, se mete en esta ocasión con el western, para llevarlo a su terreno y contarnos una historia a su manera.
Personajes al límite, totalmente ambiguos, sin leyes ni moral en un entorno totalmente salvaje.
Diálogos marca de la casa en un guión que, en este tomo, poco más hace que presentarnos a los protagonistas.
En los dibujos, Marcelo Brusin, otro dibujante de la escuela argentina, al que con un simple vistazo podríamos encasillar como un clon de Risso, pero al que con una lectura completa del tebeo, ya le vemos que tiene su propio estilo, eso sí, siempre dentro del claro oscuro, que tan bien funciona con los guiones de Azzarello.
Está claro que hablar de este tebeo sin mencionar a Clint Eastwood o Sergio Leone es difícil. Pero sin olvidarlos, yo optaría más por una visión del Oeste como se nos da en Deadwood, la serie de la HBO, lejos de todo romanticismo y anclada en el realismo más crudo.
Buen comienzo para una serie a la que hay que darle tiempo para ver por donde tira. Desde luego, Azzarello deja la cosa bien preparada para que el guión le aguante un buen puñado de números. Si las ventas aguantan, y en USA parece que no van mal, tenemos vaqueros para un buen rato.
Ya no hay norte y ya no hay sur. Solamente queda una nación en la que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos.
Eso es lo que dicen las leyes. Pero la realidad dista mucho de ser tan paradisiaca.
En estas circunstancias Wes, nuestro protagonista, regresa a casa después de sobrevivir a una guerra que lo cambió totalmente. Lo que se va a encontrar no es precisamente una comité de bienvenida.
Brian Azzarello, nuestro querido guionista de 100 Balas, se mete en esta ocasión con el western, para llevarlo a su terreno y contarnos una historia a su manera.
Personajes al límite, totalmente ambiguos, sin leyes ni moral en un entorno totalmente salvaje.
Diálogos marca de la casa en un guión que, en este tomo, poco más hace que presentarnos a los protagonistas.
En los dibujos, Marcelo Brusin, otro dibujante de la escuela argentina, al que con un simple vistazo podríamos encasillar como un clon de Risso, pero al que con una lectura completa del tebeo, ya le vemos que tiene su propio estilo, eso sí, siempre dentro del claro oscuro, que tan bien funciona con los guiones de Azzarello.
Está claro que hablar de este tebeo sin mencionar a Clint Eastwood o Sergio Leone es difícil. Pero sin olvidarlos, yo optaría más por una visión del Oeste como se nos da en Deadwood, la serie de la HBO, lejos de todo romanticismo y anclada en el realismo más crudo.
Buen comienzo para una serie a la que hay que darle tiempo para ver por donde tira. Desde luego, Azzarello deja la cosa bien preparada para que el guión le aguante un buen puñado de números. Si las ventas aguantan, y en USA parece que no van mal, tenemos vaqueros para un buen rato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario