Por lo general, cuando una persona entra en la crisis vital de los 30-40, con sus consiguientes depresiones y reflexiones vitales, lo que intenta hacer es llevarlo lo mejor que puede, tirar de familia y amigos e intentar salir del bache. Si esta persona vive en USA, el Prozac ayuda lo suyo.
Está claro que Trondheim no es uno más entre la gran masa. Por lo tanto, su reacción ante una crisis vital, no es la que todos adoptaríamos. Para él, la terapia que funciona es el autoanálisis en forma de cómic. Esto, a groso modo, es lo que nos ofrece en Desocupado.
Siguiendo por la línea de su Mis circunstancias, en esta obra Trondheim se obsesiona con el proceso de evejecimiento del autor, pero centrándose más en como el paso de los años afecta a la creatividad que en el mismo proceso físico de envejecimiento. Con su particular estilo, en este tebeo se relata el periodo en el que este autor deja de hacer cómics durante 80 días. Un hecho que para muchos otros puede ser un periodo normal, para Trondheim se convierte en una eternidad.
Esta cuestión, en cabeza de este hombre, se convierte en algo de vida o muerte. Aprovechando sus numerosos viajes a festivales, comienza una especie de encuesta entres sus colegas de profesión, en la que les pregunta qué piensan ellos sobre este tema. Entre la lista de invitados a esta reflexión, nombres como los de Sfar, Berberian, Blain, etc.. o gran parte de la vieja guardia de la BD franco-belga, como Moebius, Bilal, Gotlib, Marguerin, Geerts, etc...
Simplemente genial. Teniendo en cuenta que este cómic se podría encasillar como un ensayo, y teniendo en cuenta el tema tratado, es destacable que el resultado final, lejos de un tostón ilegible, resulte una lectura muy entretenida, con ese toque característico del autor. Está claro que con la cantidad de autores de cómics que salen o se citan en estas páginas, el tebeo tiene mucho de referencial. Incluso podemos llegar a ver pasajes de metalenguaje, en los que sus propias creaciones, como Lapinot, entran en las páginas de este tebeo conversando de tú a tú con su creador.
A todos los aficionados de Trondehim, y a los de la BD franco belga en general, os recomiendo este tebeo. Si queréis tener una idea próxima a lo que pasa por la cabeza de un autor de tebeos, en las más de 8 horas que pasa delante de su mesa de dibujo, viendo como el tiempo pasa y como envejece su proceso creativo, este libro es una oportunidad única. Una lectura más que recomendable.
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