Vuelve el creador de los Raspa Kids, más iconoclasta que nunca, tirando con bala y con una propuesta encaminada a sacar a la luz las miserias e hipocresía de nuestra sociedad. En esta ocasión, con la Iglesia hemos topado.
Cristóbal Nazareto, un paria al que la sociedad le quita lo poco que nunca llegó a poseer, se autoproclama como la reencarnación en vida de Cristo, e intenta, por medio del bien universal, crear un nuevo tipo de sociedad donde el dinero no sea la primera y única motivación. Por supuesto, en un barrio donde la fauna urbana la componen yonquis, putas y espécimenes similares, la tarea evangelizadora no va a ser fácil y al pobre Cristóbal le caen hostias, de las reales, por todos lados.
Alex Fito, prescinde una vez más de las palabras y haciendo gala de su peculiar estilo gráfico y de ese humor tan peculiar, negro como el carbón, pone a prueba nuestra catadura moral, mostrándonos historias que, pese a lo increíbles que parezcan, no dejan de ser el día a día de nuestros noticiarios. Pese a que el Cristóbal Nazareto del título es el nexo conductor de todas las pequeñas historias recopiladas en este cómic, son muchos los personajes secundarios que pululan por sus páginas. Mi favorito, la Mamá Yonquie. Impagable la historieta en la que a cada paso que da se va encontrado un recién nacido que no deja de llorar. Dejo que descubráis el desenlace por vosotros mismos puesto que no puede ser apto para todos los públicos.
Si hace unas semana os hablaba de No Comment, este Cristóbal Nazareto podría considerarse nuestra propuesta nacional a lo políticamente incorrecto. Además, sólo el hecho de poder ver a Alex Fito dibujando esos pequeños seres encantadores llamados niños, merece la compra del tebeo. Qué más da si luego, página tras página, historia tras historia, estos acaban siendo objeto de abusos por parte de los mayores.
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