La broma asesina

¿La mejor historia de Batman jamás contada?. Puede. Quizás. Posiblemente.
Teniendo en cuenta que realmente la carga narrativa de esta obra recae sobre el personaje del Joker, esta pregunta tendría que ser replanteada. En todo caso, creo que todos nos entedemos, ¿no?
Ya sabéis que las afirmaciones categoricas siempre conllevan un riesgo implícito. La mejor, la peor. Todo es tan relativo. ¿Por qué quedarse con una pudiendo disfrutar de tantas?. En fin, dejemonos de divagaciones.

La respuesta adecuada, creo que sería decir que La broma asesina es una de las historias de Batman que hay que tener. Un tebeo que redefinió totalmente al personaje, su universo (sin entrar en detalles que os podrían destripar la trama, sólo os digo que el Universo DC tal y como lo conocemos hoy en día, cambió totalmente después de este tebeo) y, sobretodo, a un secundario tan personal como el Joker. La imagen que Brian Bolland confirió al Joker, pasó desde ese instante en ser el standar absoluto. Todo lo anterior se lo llevó de golpe, como el viento, la fuerza gráfica de un dibujante en pleno apogeo creativo y todas las versiones futuras tuvieron como referente esta nueva versión.
No creo que nadie ponga en duda que la gran baza de La broma asesina es el increíble trabajo realizado por Bolland, un artista tocado por los dioses para la ocasión, con ese personalisimo estilo capaz de amalgar el realismo más absoluto con ese toque de cartoon siniestro que sólo él es capaz de poner a sus creaciones. Por supuesto, el guión de Alan Moore no se queda atrás, y posiblemente, sin el respaldo de su historia, sin su narrativa, el trabajo gráfico no hubiera resultado ser el que fue. Pero también queda claro, que el drama humano que Moore pone en liza para retratar a el Joker (por primera vez se le otorga al personaje un trasfondo de ser humano y no sólo se le caracteriza como a un monstruo) no habría impactado en los lectores de la misma manera sin el preciso trabajo de Bolland.

La broma asesina, 20 años después, sigue siendo un tebeo que no deja de sorprender. Desde la primera página te atrapa sin permitirte dejar la lectura hasta llegar a la última.
Con esta reedición, Planeta llena una de esas necesidades del mercado. A estas alturas, no era comprensible que un clásico de este calibre no estuviera disponible para las nuevas generaciones de lectores. De todas formas, los más veteranos también encontrarán un interés especial en esta edición Absolute, puesto que el propio Bolland, después de años y años despotricando contra el color original, volvió a colorear toda la obra, dándole el toque de fluidez que él creía necesario en la primera edición.

La broma asesina, un J-imprescindible para cualquier amante de esto que llamamos cómic.