lunes, enero 25, 2010
El arte de volar
Pese a que llevo recomendando este tebeo en persona desde ya hace muchos meses y pese a que la aceptación del mismo no pudiera ser mejor, hasta el momento no había encontrado el momento de escribir y recomendar este libro en este espacio. No fueron pocos los que me comentaban, sorprendidos, la falta de una reseña en el blog de una obra de tal calidad y peso como esta. Simplemente era una cuestión de encontrar el momento adecuado. Con este post, intentaremos cubrir un hueco imperdonable en las recomendaciones de BD.
Como con todo gran amor digno del recuerdo, los comienzos fueron difíciles. La primera vez que tuve este cómic en mis manos no puedo negar que la pereza me invadió. A simple vista, tanto texto no fue algo que me invitara a la lectura inmediata. Además, el dibujo de Kim me jugó una mala pasada porque su Martínez el facha se colocó inmediatamente en mi mente. Un gran personaje y un gran tebeo, sin duda alguna, pero en ese momento no era lo que andaba buscando. ¡Ay, cuántas malas pasadas nos juegan los prejuicios injustificados! De esta manera, el cómic permaneció en la recámara durante una buena temporada. A toro pasado, claramente puedo decir que mucho más de lo necesario. Finalmente, encontré el momento adecuado, y después de dos minutos de lectura la obra de Altarriba y Kim se había apoderado de mi.
Lo que nos cuenta El arte de volar es un pequeño pedazo de nuestra historia, uno de los más negros y en el que todavía perviven heridas no curadas. Por supuesto hablo de la guerra civil. Pero más que de la guerra en sí, nos habla de un individuo que es una metáfora en si mismo de toda una generación de jóvenes españoles a los que la vida y sus circunstancias no les dio la opción de hacerse su camino. Este joven, protagonista de nuestra historia no es otro que Antonio Altarriba, no el mismo Altarriba que firma los guiones, sino su predecesor y padre. Durante toda su vida este hombre llevó un diario en el que escribía sus experiencias, desde su infancia en un pueblo cercano a Zaragoza, hasta su exilio en Francia y su posterior vuelta a España. En el medio, miles y miles de vivencias, unas buenas y otras no tanto. Su hijo, el guionista de este cómic, recoge este diario y completa las lagunas necesarias para hacer de la historia de su padre un relato accesible y comprensible por cualquier lector.
Por suerte para todos, la elección de Kim como dibujante no pudo ser más acertada. Olvidaros de Martínez el facha y de cualquier otro tipo de referencia anterior que pudierais tener sobre este dibujante. En una especie de catarsis, Kim vuelve a renacer para el cómic (y con esto en absoluto quiero insinuar que estuviera muerto) y realiza un tour de force personal, realizando una magistral lección de narración comiquera. Aún a riesgo de equivocarme de largo, tengo la sensación de que la misma historia que nos cuenta Altarriba sin la ayuda de Kim no hubiera alcanzado las mismas cotas. No llego a imaginarme la papeleta que se le vino a Kim en el momento en que Altarriba le propone llevar al cómic las memorias de su padre, algo tan personal y delicado. No le faltó valentía al aceptarlo y tampoco le faltó valentía a la hora de sacrificarse totalmente al servicio de la narración, sabiendo que no era su historia, pero haciéndola suya página a página. Y por supuesto, de lo que sin duda fue sobrado, fue de acierto, porque llevar a imágenes las palabras y textos de la familia Altarriba no debió de ser tarea fácil. Hay miles de momentos que podríamos destacar, miles de viñetas para el recuerdo, pero creo que es mejor que cada lector se haga las suyas durante la lectura.
Podríamos seguir hablando sobre este tebeo durante horas (clara opción para un club de lectura), pero creo más conveniente parar en este momento y dejar que cada lector disfrute por sí mismo sin más interferencias.
El arte de volar es un J-IMPRESCINDIBLE dentro de los J-imprescindibles, una lectura que más que recomendada, debería de ser obligada. Todo el mundo tendría que tener un ejemplar en su casa, al lado del Maus, de Contrato con Dios y otras tantas obras maestras de esto que se llama cómic. Me consta que en el ámbito académico ya están aprovechando las capacidades ilustrativas de este libro, y en muchos institutos es una referencia de lectura obligada.
Con todos mis respetos para otro gran tebeo como fue Las serpientes ciegas, creo que el merecedor del premio nacional de cómic en el año 2009 debería de haber sido este El arte de volar. Ya sabemos que esto de los premios siempre es subjetivo, pero en mi valoración personal es sin duda el justo ganador.
Actualización: Según informan en los comentarios, la candidatura al premio nacional de El arte de volar, por fechas de publicación, tendría que ser en este año 2010. Pues nada, siendo así, creo que ya tenemos ganador.
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5 comentarios:
Yo también tenía mis dudas, pero desde luego me has convencido :)
Lo del premio nacional no se ha otorgado por ser de 2009, es decir, posterior a la convocatoria. Con toda seguridad lo recibirá este año.
Eso nunca se sabe, pero el que se lo arrebate lo va a tener mu dificil
Indudable. E Altarriba un tipo entrañable. Fantástico.
Conferencia de novembro en Vigo
Estupendo post. En su momento yo también hice una humilde reseña de esta historia tan excepcional. Pásate por mi blog (etiqueta: "cómic") y verás una sorpresa en los comentarios. Un saludo.
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